viernes, 7 de febrero de 2014

UNA BOFETADA EN LA CARA




El gobierno de Estados Unidos se prepara para hacer una reforma migratoria en el que pretende reconocer legalmente a la población inmigrante que hasta ahora está indocumentada. Se calcula que hay unas 11 millones de personas que carecen de permisos para residir en ese país.

Pues bien, a pesar de los obstáculos que el gobierno de Barack Obama ha tenido que pasar para que cumpla su responsabilidad y las odiseas que las personas inmigrantes han tenido que padecer durante todos estos años viviendo "a escondidas", parece que no es intención del gobierno ponerlo fácil: entre los requisitos que se proponen está el exigir el pago de una "multa" de dos mil dólares a cada inmigrante que solicite regularizar su situación. Una bofetada más en la cara.

El gobierno estadounidense no tiene en cuenta que la población inmigrante indocumentada, tan solo en 2010 haya aportado 10.600 millones de dólares a las arcas del Estado vía impuestos sin la esperanza de recibir nada a cambio por ello. Estos inmigrantes pagan impuestos y en el caso de las contribuciones a la jubilación, probablemente nunca cobrarán los beneficios si han hecho los aportes con documentos falsos.

Tan solo los migrantes mexicanos indocumentados residentes en Estados Unidos (un 60% del total de migrantes sin documentos) aportan 4% al PIB estadounidense, pero la contribución de los mexicanos a la economía de EE.UU es más grande, ya que cada año pagan al fisco 50 mil millones de dólares de impuestos, más del doble de lo que envían de remesas a México. Y aún hay más: la legalización de los inmigrantes también aportaría más riqueza a la economía de Estados Unidos, en un estimado de un millón 500 mil millones de dólares a lo largo de diez años.

Alguien tendría que hacérselos entender.

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