Los miles de manifestantes protestan por las políticas de acogida que sigue Israel hacia los refugiados de Eritrea y Sudán. Para el gobierno israelí, los manifestantes no son refugiados, sino gente que viola la ley, una amenaza al tejido social judío de Israel. De acuerdo a la enmienda de la ley de inmigración de Israel aprobada en diciembre pasado, se permitirá el encarcelamiento de los inmigrantes durante un año si son descubiertos sin papeles, y después se podrá detener indefinidamente en centros de internamiento, “cárceles abiertas”.
Las protestas motivaron un inusual comunicado de la Agencia de Refugiados de Naciones Unidas (ACNUR), afirmando que el encarcelamiento de inmigrantes por parte de Israel, incluidos quienes son el sostén de las familias, ha provocado "penurias y sufrimiento" y no está en línea con un tratado mundial de 1951 sobre el tratamiento a los refugiados.
La representante de ACNUR, Walpurga Englebrecht, criticó la política israelí hacia los refugiados y señaló que los centros de internamiento son en realidad de detención y no instalaciones "abiertas", como asegura el Gobierno israelí.
Los manifestantes también han anunciado el inicio de una huelga de tres días seguida por trabajadores en condiciones precarias y activistas israelíes. De hecho, tienen previsto entregar cartas con sus reivindicaciones a varias embajadas extranjeras, incluidas las de Estados Unidos, Canadá, Francia, Alemania, Suecia, Italia, Reino Unido y Etiopía, así como al Alto Comisionado de la ONU para los Refugiados (ACNUR) para pedir “que asuman su parte de responsabilidad”.
No hay comentarios:
Publicar un comentario